ARQUITECTURA Y EDUCACIÓN EN NUEVA ZELANDA: ESCUELA INFANTIL CHRYSALIS
Me parece muy interesante cómo interactúa la educación y la arquitectura, y me ha resultado fascinante hablar sobre estas escuelas infantiles de México, Japón, y Eslovenia. Hoy viajamos hasta Nueva Zelanda para conocer el trabajo del estudio de Collingridge and Smith Architects.
La Escuela Infantil Chrysalis Childcare Center es un centro único e innovador que captura el valor cultural y espiritual de la zona. El punto de inicio del proyecto fue a la vez el problema y la solución: los árboles.
Tal como lo explica Collingridge and Smith Architects: «para muchos espacios, los árboles pueden suponer un problema, pero para las escuelas infantiles ofrecen una preciosa y simbólica solución. Uno de los árboles es un roble inglés y el otro un árbol nativo Pohutakawa. Ambos tienen la misma altura y tamaño, y sus ramas se tocan en el centro del espacio. Este simbolismo es la base de todo el concepto: un centro bi-cultural (y multicultural)»
En el mundo tradicional Maorí, el árbol también representa a Tane, que fue separado de Rangi y Papa para crear el mundo (de luz). Este diseño dibuja esta concepción al crear un hueco o espacio alrededor de los árboles, separando los elementos de este nuevo centro y protegiendo esta zona central. Así, el edificio representa Papa (madre tierra), que fue atrapada por un abrazo con Rangi (Padre cielo), y ambos son representados como dos brazos en curva que intentan alcanzar el cielo. Este efecto se ha conseguido manteniendo con una construcción lo más baja posible, para que los árboles puedan ser visibles desde lejos.
Todo el diseño está cargado de simbolismos. Tal vez uno de los más notables sea la forma de vela en la parte final curva del edificio, y que se basa en las velas de las embarcaciones tradicionales Maorís, y que honra a todas las culturas de Nueva Zelanda.
La Escuela Infantil Chrysalis es un concepto también rompedor y novedoso sobre la educación infantil, con una innovadora concepción inspirada en el Pacífico y en Nueva Zelanda. Tiene un «jardín de juegos», un «jardín comestible» y «un huerto con árboles frutales» que permite a los niños coger y comer fruta fresca todo el año.
Estoy enamorada de esta sala para la siesta de los más pequeños en la que se proyecto con laser la Vía Láctea y la luna.
Este diseño del despacho de arquitectos Collingridge and Smith Architects es una obra magistral y un lugar inspirador e imaginativo para los niños, profesores y padres. Es un centro además que da especial importancia a la sostenibilidad, usando energía solar y reciclando el agua de la lluvia.
Me gustaría terminar este post con esta frase tan especial de Nikeeta Singh, directora de esta Escuela Infantil:
«… Creo que la emoción más poderosa en el mundo es la esperanza… y en esta época tan difícil y con tantos desafíos que vivimos, queríamos que nuestro centro fuese una luz de esperanza: esperanza para las familias y para sus hijos».
Todas las imagenes de este post han sido cedidas por Collingridge and Smith Architects
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